martes, 30 de septiembre de 2008

IV

Calidez…


El bullicio de la gente era realmente molesto, caminaba por las calles atestadas de personas que hablaban de sus problemas, que se burlaban de las desgracias de los demás sin darse cuenta que ellos mismos vivían una desgracia. Fue el caso de una mujer que me tope, mostraba a quienes le conocían un mundo en donde tenia un esposo, y la espera de un niño en camino, eran “felices” juntos… apariencias… solo eso… su marido (frente a los demás) solo la acogió como una desdichada mujer preñada de quien sabe… sacándole en cara eso cada vez que ella preguntaba si aceptaría al niño…

Aun así paresia amarlo… fue eso… lo que me molesto, les odie…
Los estuve observando todo el tiempo… todo el tiempo hasta el día del parto… antes de eso aquella mujer nunca contó del bebé a los demás y cuando se hacia notar ella no salio mas de casa…

Fue una fría tarde de Abril cuando la mujer comenzó con dolores, pensé que seria llevada a un hospital para dar a luz… pero solo la dejaron ahí… llamaron a una enfermera que luego la asistió en el parto… (De cierta forma fue horrible, aquellos gritos, toda esa sangre, desesperante pero me contuve) hasta que nació. Pero ella ni siquiera lo quiso ver, él mucho menos solo extendió un fajo de billetes a la enfermera y le dijo algo que no comprendí, bueno solo hasta que esta tomo al niño entre sus brazos, fue ahí que lo entendí.

La enfermera salio de la casa con el niño entre sus brazos y se alejo, decidí seguirle hasta la plaza, donde dejo al niño en una banca, pretendía marcharse, marcharse y dejarle ahí a su suerte fue lo que no contuvo mi ira (no quise contenerla), camine a su espalda la tome por el hombro y la voltee…

-- ¡¿Quién te crees que eres?! – dije en un tono descontrolado.
-- Eso no te incumbe – me respondió con una sonrisa – si no lo quieres ver ahí hazte tu cargo de él… -- y se marcho sin mas…

Pretendía matarle (después de todo el tiempo que había trascurrido desde la desaparición de Haruka había asesinado a 3 personas mas o menos por diferentes razones) sin embargo un llanto me contuvo (distrajo) y desapareció en la oscura noche que se hizo presente, me acerque al niño… era hermoso… lo tome entre mis brazos y sentí una extraña atracción hacia él (y creo que él también lo sintió así porque al instante se silencio)

***

-- ¿Qué crees que haces ahí arriba?
-- Miro la luna – me contesto sin dejar de ver el cielo
-- Vaya – suspiro -- ¿y que tiene de especial?
-- Pues dígame usted – me miro esperando respuesta
-- ¿Por qué tendría que saberlo? – le mire de reojo
-- Pues… porque ha tenido mas noches para observarla
-- ¿A qué te refieres? – le pregunte
-- A qué Sho - sensei es mucho mas viejo que yo – se hecho a reír
-- Ahora veremos si continuas riéndote después de esto – golpee el árbol en el que se encontraba logrando que se tambaleara y que la rama en la que se encontraba se quebrase cayendo al suelo
-- Auch… -- se quejo – no es justo Ud. tiene mas fuerza… -- no termino la frase
-- Le di de coscorrones – ¿cómo que viejo? pendejo miserable
-- Auch, auch…-- paso una de sus piernas bajo mi pies tirándome al suelo, se levanto y me saco la lengua -- viejo… viejo… -- y hecho a correr…
-- ¡¡¡Yoru!!! – me levante y le seguí -- ¡¡Yoru!! regresa aquí…
-- ¡¡ NOOO…!! de seguro si regreso me golpea…

Ya 17 años habían pasado, desde que lo recogí del parque en el que aquella enfermera le abandonó, aunque estuve en muchas ocasiones decidido a abandonarle al cuidado de otros, en algún orfanato o casa no pude (debía admitirlo me había encariñado con el pendejo). Decidí darle un nombre y le críe, cuando tubo edad suficiente le conté que paso con él, lo que era yo y como serian las cosas para él, le di la oportunidad de que se marchara y buscara una familia que le aceptase, que fuera a la escuela y no tuviera que mantenerse despierto como yo en las noches para movilizarse. Aun así no acepto, decidió quedarse a mi lado y aprender como vivía… decía que le gustaba esa forma de vida…
y aquí esta ahora TRATÁNDOME COMO UN VIEJO… aunque sabia que lo hacia para fastidiar…
-- Je jeje… -- le tome por el cuello de la camisa – ya te he alcanzado
-- Rayos… -- intento escapar pero solo logró que ambos cayéramos al suelo – lo siento… ¿Sho – sensei? – me encontraba sobre Yoru, no me había dado cuenta hasta entonces el parecido que tenía a Haruka salvo porque el era un chico y su cabello era mas corto eran iguales; cabello negro contrastando con su blanca piel y esos ojos violeta… era hermoso… -- ¿Sho – sensei?... me asusta…
-- Ha lo siento – nervioso – pensaba en algo... -- levantándome – es mejor que vaya a comer…
-- Espere… -- tomándome del brazo – yo… nunca le había dicho… que me asusta… estar solo… -- sonrojado – ¿puedo acompañarle?
-- Sonrío – realmente hace mucho que quería llevarte, me alegra oírlo de tu boca -- tomo su mano para ayudarle a levantarse – ¿vamos? hoy sabrás como me alimento
-- Es… emocionante – sonrió…